Carmenta de Deborah Elenter
Curaduría: Catalina Bunge
Artista: Deborah Elenter
Lugar: Centro Cultural Kavlin, Maldonado, Uruguay
Fecha: 1 de marzo al 15 de abril 2024
Carmenta de Deborah Elenter
Con el surgimiento del capitalismo el cuerpo pasó a ser considerado una fuerza de trabajo, un medio de producción y un depósito tanto de violencia como de interés. Ante esta nueva conquista del cuerpo de la mujer y sus aspectos más íntimos, surgió la regulación y el control de su comportamiento y apreciación. Entonces empezamos a sentir vergüenza de nuestros cuerpos desnudos, de reir, caminar, comportarse en la mesa, hablar, etc. Como nos miraron, nos construyeron. Siglos y generaciones han caído sobre nuestras espaldas doblegandonos a la voluntad de un sistema patriarcal, heteronormativo, hegemónico, clasista y racista. La mujer tuvo que deconstruirse para volver a encontrarse y en ese camino emergió un espectro inmenso de posibilidades, géneros y formas de vivir. La filósofa Judith Butler planteó el género como una performance habilitando la posibilidad de repensarlo por fuera de lo hegemónico, mandatorio e inclusive “natural”.
Sumado a esto, la nueva era informática y tecnológica ha atravesado nuestras vidas y cuerpos. Son prácticas usuales en gran parte de las sociedades -y naturalizadas como parte de nuestra vida contemporánea- cirugías estéticas, prótesis e intervenciones que alteran nuestra composición física y su curso natural. Nuestras relaciones, y la presencia corporal como vehículo de éstas, también ha sido afectada. La digitalización de la vida y la revolución tecnológica que acompaña, proponen la reducción como tendencia y valor ideal para alcanzar (más capacidad en menor tamaño).
Cómo articula el filósofo francés Erci Sadin, nuestro entorno se transformó en un nuevo medio artificial lejos del medio “natural” (constituido por la naturaleza), resultando en una “tecnologización de nuestras existencias”. A partir del surgimiento del smartphone como dispositivo móvil y multioperativo, nuestros gestos faciales son leídos y reducidos a respuestas genéricas que niegan nuestra individualidad.
El feminismo y el ecofeminismo han tomado una acentuada relevancia como abordajes críticos hacia la modernidad, el capitalismo, el patriarcado y la tecnología. Tanto la naturaleza como la mujer han estado subordinadas a la opresión y al dominio de lo masculino y del capital. Bajo este orden heteropatriarcal la mujer, junto con otras identidades de género, -en los siglos pasados y hasta la mitad del siglo xx- han sido excluidxs del ámbito público, confinadxs a lo doméstico (en el caso de la mujer) e imposibilitadxs de autoridad propia. Se estableció una relación directa y estrecha entre la mujer y la tierra como cuerpos fértiles, repositorios de opresión, dominio y explotación. El empoderamiento de la mujer en el contexto de las luchas feministas y ecofeministas, junto con la crítica al antropoceno y a la aceleración tecnológica, ha permitido la redefinición de un nuevo rol y protagonismo de la mujer en su vida.
La historia que nos cuenta Elenter tiene muchas capas, abarca muchas problemáticas de nuestra historia y contemporaneidad. Su trabajo fotográfico se contrapone a la invisibilidad de la mujer y su subordinación en el pasado, en el sistema de salud y en su rol histórico como ser gestante y responsable de la evolución del ser humano. Un rol que ha sido reducido a su condición biológica productiva excluyendo lo identitario y vivencial de cada mujer. La artista crea una nueva narrativa, realista y documentalista de las mujeres pariendo -como acción política- y resignifica el gesto facial en un contexto y futuro cada vez menos humanizado.
A través de los tiempos, el sistema médico instaurado ha dirigido la manera en que las mujeres paren y reciben a sus criaturas. El comportamiento iracundo, libre y espontáneo de una mujer pariendo no encaja en la mirada opresora del patriarcado. Esa cualidad desenfrenada de su cuerpo ha sido contenida y mantenida censurada a la vista del mundo, confinada a una sala de hospital o habitación quirúrgica.
Parir es un acto individual y colectivo, es una experiencia que nos trasciende como individuas únicas, nos conecta intensamente con todas y cada una de las mujeres que parieron en el mundo y a través del tiempo. Es un transitar expansivo, exorbitante que nada tiene que ver con el carácter reduccionista de la era tecnológica y digital. Es una pericia que nos conecta al misterio de la creación del universo, del big bang, igualándonos con todas las criaturas del planeta
Elenter reconoce el poder innato y subversivo de las mujeres pariendo y nos hace cómplices en su relato. Invita a reconstruir la mirada y volver a revisitarla libre de la mirada del otro como un actor influyente y dominante. La mujer y su rol productivo como gestante es deconstruido y resignificado en una mirada realista e íntima. La sala de parto se vuelve un espacio político, como el cuerpo, y parte de la lucha colectiva del feminismo.
Cuatro ejes temáticos organizan la muestra funcionando como epicentros de la narrativa que la artista nos presenta: el gesto y la voz liberada, la censura hacia el cuerpo de la mujer (su desnudez, su presencia, su performatividad y la placenta), el parto como proceso sexual, y el espacio paritorio como un lugar político. Obras fotográficas, piezas audiovisuales e instalaciones forman parte del amplio repertorio que utiliza para hablar de lo callado, explicitar lo censurado y reflexionar sobre los distintos mecanismos que están presentes en el momento de parir.
Catalina Bunge